En mi vida he pensado ¿Qué es el tiempo y para qué sirve? ¿Dónde está el espacio para disfrutar con la familia? ¿En qué momento disfruto del deporte que practico? ¿Cómo estas actividades importantes las concilio con el trabajo? Eran un dilema, hasta antes de ser parte de mi Madre Logia, la cual me enseñó que una regla está dividida simbólicamente en tres períodos del día para: trabajar, estudiar y descansar.
Entendí que uno mismo al tener las herramientas puede hacer maravillas con esos tres períodos. Proyecté participar en una competencia deportiva de alto rendimiento que necesita de esfuerzo físico; sobre todo apoyo familiar y, nuevamente mis pensamientos evocaban una nueva cuestión ¿Cómo dividir mí tiempo en estos tres momentos aprendidos días atrás?
Las respuestas vinieron de a poco. El período para trabajar no es solamente el trabajo del intelecto, tu mente también requiere del trabajo físico y procesé mi calendario de entrenamiento. El primer paso estaba dado: tenía mis días de entrenamiento registrados con un detalle prolijo. Requería las horas del día que iba a utilizar para ejecutarlo sin problemas y claro vino otro gran dilema ¿Cómo entrenar sin afectar el otro período que es el descanso en el cual interviene la familia? La manera de resolver este problema era una gran comunicación con mi esposa y mi hijo, los cuales entendieron que mi objetivo también era el de ellos; y estuvieron presentes en todo momento.
¿Cómo entrenar si también tengo que trabajar en mi actividad profesional? Recurrí una vez más a esa Regla de 24 Pulgadas que me ha enseñado con gran riqueza como dividir el tiempo en perfecta armonía conmigo y con los demás.
La gran primera regla para ser un triatleta que por coincidencia son tres deportes en uno, es descansar por lo menos 8 horas, y así lo hice, llegar del trabajo profano a casa, conversar con mi esposa, jugar con mi hijo y hacerlo dormir es algo que no lo cambiaría por nada del mundo, entonces, una vez cumplida la tarea con mi familia, es momento de acostarse y dormir para el siguiente día sin afectar el sueño de mis seres queridos, levantarme a las 4:30 de la mañana e ir a nadar lo correspondiente a ese día, nuevamente regresar a casa atender a mi único hijo y prepararlo para ir a la escuela, ir al trabajo profano, regresar a casa y prepararme para el entrenamiento nocturno que consistía en correr de 8 a 10km y con diferentes ritmos, regresar a casa a dormir las 8 horas respectivas, levantarme nuevamente y hacer de 20 a 30km de bicicleta, todo esto de lunes a viernes sin afectar mi relación con la familia ni el trabajo profesional y masónico con mis QQ.·.HH .·. De igual forma el sábado y domingo donde no hay cabida para la pereza ni la dejadez. En mi Madre Logia me han enseñado que el trabajo se paga con más trabajo y en verdad, si el fin de semana se hizo para descansar pues para un triatleta que tiene un objetivo y en mi caso culminar en menos de 7 horas el IronMan 70.3 de Manta 2018, esos días fueron de mayor exigencia y disciplina.
Solamente entendiendo este gran desafió del tiempo, logré cumplir con el gran reto que me impuse. Llegué a la meta en 6horas 20minutos, sin afectar mi relación familiar, mi trabajo, ni la fraternidad con mis hermanos. Para el 2019 mi nuevo objetivo será terminar la misma competencia deportiva en menos de 6 horas, y teniendo en cuenta las profundas y prácticas enseñanzas masónicas.