No es desconocida la enseñanza de que la familia es el núcleo y base de cualquier sociedad. La Declaración Universal de los Derechos Humanos define a la familia como el elemento natural, universal y fundamental de la sociedad, que tiene derecho a la protección de la misma y del Estado.
La familia desempeña un rol trascendental para los individuos, pues en su seno se enseñan por primera vez, y se fomentan, los valores y virtudes universales como el respeto, la comunicación, la solidaridad, la libertad, la igualdad y la tolerancia.
El término familia procede del latín famīlia, cuyo significado es «grupo de siervos y esclavos patrimonio del jefe de la gens«, donde gens se refiere a la agrupación civil de varias personas que compartía el cognomen o, como se diría actualmente, el apellido; y, dirigida por varios pater familias. El vocablo latino famīlia a su vez se deriva de famŭlus –siervo, esclavo. El término abrió su campo semántico para incluir también a la esposa e hijos del pater familias, a quien legalmente pertenecían, hasta que acabó reemplazando a gens. Tradicionalmente se ha vinculado la palabra famŭlus, y sus términos asociados, a la raíz fames («hambre»), de forma que la voz se refiere, al conjunto de personas que se alimentan juntas en la misma casa y a los que un pater familias tiene la obligación de alimentar.
La Augusta Orden es la organización fraternal más grande, más antigua y más conocida del orbe. Su principal propósito es hacer que los hombres libres y de buenas costumbres sean mejores, poniendo énfasis en modelar su carácter, consolidando su enfoque moral y ampliando su libertad de pensamiento.
Es imposible pensar que el Masón se desliga de su familia al momento de ingresar y trabajar en y para la Orden. Por el contrario, siempre tiene presente a su familia consolidando los lazos filiales. Como sabemos lo que une a los Masones es la fraternidad, sentimiento base de todo trabajo masónico. Y como extensión de esta fraternidad, llamamos cariñosamente a las esposas de nuestros QQ.·. HH.·. como Cuñadas, y a sus hijas e hijos, como Sobrinas y Sobrinos.
Para con su familia, el Masón tiene el deber de aplicar los conocimientos y experiencias adquiridos –pues la Francmasonería no es una doctrina para saberla, sino para practicarla–, en beneficio de sus hijos, de sus padres, de sus hermanos y en general, de todos aquellos seres queridos que le rodean, para que, en un ambiente de armonía y concordia, pueda lograr junto con ellos, la unión y el desarrollo integral de la familia.
La Orden Masónica no descuida la integración familiar, ya que existen numerosas oportunidades de activa participación de las QQ.·. Cuñadas y QQ.·. Sobrinos y Sobrinas en actividades afines a la Logia, tales como asuntos sociales, cívicos, de apoyo a la comunidad, de integración, entre otras.
La labor del Masón, mientras transita su propia mejora, construye un mejor templo para sí mismo, su familia y la sociedad; y esta construcción se fundamenta en bases morales y espirituales sólidas y se proyecta a horizontes amplios.
Por:
Fabián Yánez Romero
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Me complace conocer, la influencia positiva que ejerce la Masonería sobre sus miembros y los vínculos con sus familias.